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Cada persona es única en la forma en que afronta la pérdida de un ser querido. Aunque el proceso de duelo es diferente para cada uno, todos experimentamos sentimientos comunes mientras trabajamos hacia la sanación de nuestra pérdida.
Al comienzo del duelo, pueden surgir sentimientos de desconexión, choque o entumecimiento como una respuesta natural de supervivencia, permitiéndote funcionar bajo un estrés extremo. La negación te ayuda a enfrentar las tareas inmediatas, brindando una protección temporal contra el impacto total de la pérdida.
La ira suele ser la etapa siguiente, sirviendo como un puente desde el entumecimiento hacia una conexión con tu dolor. Es posible que sientas enojo hacia otros, hacia ti mismo o incluso hacia Dios. Permitir que sientas esta ira ayuda a que disminuya con el tiempo y contribuye al proceso de sanación.
El regateo puede surgir con pensamientos como “si tan solo” o “qué hubiera pasado si”, a menudo acompañado de culpa. Podrías repasar eventos pasados, cuestionándote si algo podría haberse hecho de manera diferente. Esta etapa refleja la lucha por aceptar la realidad de la pérdida.
A medida que el duelo se profundiza, suelen aparecer sentimientos de vacío y depresión. Esto no es un signo de enfermedad mental, sino una respuesta natural a una gran pérdida. Aceptar la permanencia de la pérdida puede traer una tristeza profunda, que es un paso esencial hacia la sanación.
Finalmente, surge la aceptación, trayendo consigo un sentido de paz. La pérdida se convierte en parte de tu historia, sin consumir tu vida como lo hacía al principio. La aceptación te permite encontrar alegría en las actividades, desarrollar nuevos intereses y construir relaciones. Esta etapa refleja una forma constructiva y sanadora de vivir con tu pérdida.
Cada persona es diferente, al igual que su duelo. Cada uno seguirá un camino único hacia la sanación. Aunque no hay un tiempo correcto o incorrecto para completar el proceso de duelo, muchos expertos coinciden en que no es inusual que tome al menos un año atravesar este proceso.
La duración del proceso de duelo también puede verse influenciada por tu relación con el fallecido, el nivel de apoyo que recibes y otros factores.
A veces, el proceso de sanación puede interrumpirse o retrasarse si en la vida de una persona han ocurrido otros eventos o pérdidas traumáticas.
Esto es especialmente cierto si la otra pérdida es relativamente reciente o nunca se ha procesado completamente. Esta experiencia de duelo se conoce como "duelo complicado". Las personas que enfrentan este tipo de duelo pueden beneficiarse al trabajar con profesionales capacitados en manejar problemas de duelo complejo.
Si, después de un tiempo, sientes que tu duelo persiste y afecta tu capacidad para llevar a cabo tus actividades diarias, busca asesoramiento profesional.